Aprendiendo..

En unos días me meteré de lleno en una nueva aventura que me llena de ilusión: voy a empezar a estudiar bereber y mediación social y cultural de cara a un futuro cercano, porque el mundo de la danza oriental cada vez está más colapsado y no quiero acabar como la ortiga venenosa y desvirtuar algo que quiero tanto. Aún así seguiré con mi formación como profesora de danza oriental, porque no sólo es necesario, sino que además debería ser obligatorio, por puro respeto a las alumnas...

Eso me ha llevado a pensar la gran diferencia que hay entre ser profesor y ser maestro. Nos pasamos la vida rodeados de profesores, pero sólo unos cuantos se convierten en maestros y los recordamos para toda la vida...

Mi primera maestra fue doña Filomena, así, con el doña y con un nombre que parece sacado de un sainete... yo acababa de llegar de Barcelona y estaba más que perdida en ese pueblo de León con el que tan poco en común tenía: algunos niños se reían de mis expresiones catalanas (que no en catalán, ojo, que yo no sabía hablarlo) y todo me resultaba raro, hasta el rezar antes de empezar la clase. Doña Filomena era una matrona en toda la regla, nos quería como a sus polluelos y nos enseñó tantísimas cosas... ella me defendió delante de unas niñas tontas que se rieron de mi cuando se me olvidó mi cuaderno de caligrafía, diciéndoles que cuando ellas escribieran tan clarito como yo podrían reirse de mi... y también colgó mis dibujos en el aula cuando yo ya debía pasar de curso. Tres años con ella que supieron a poco y que me hicieron sentirme desamparada cuando pasé a sexto y al nuevo colegio...

Sexto pasó sin pena ni gloria y séptimo llegó con mi maestro don Laureano.. Laureano nos hizo sentirnos personas, con todas las letras, teníamos voz y voto y las clases de inglés nunca habían sido tan divertidas.. fue el año de Felipe el Hermoso y Sònia la Loca y el año en que volví a escuchar hablar en catalán en la escuela, porque Laureano había estado viviendo aquí e incluso conocía Gavà y en mitad de la clase en inglés se ponía a hablar en catalán para ver si nos pillaba... sí, vaya si nos pillaba. Me enseñó que un maestro no sólo da la lección, sino que te hace partícipe de ella.. y que el respeto te lo ganas tú y no lo da automáticamente la edad.

A partir de ahí los profesores fueron sucediendo... unos mucho mejores que otros... de algunos recuerdo el nombre, de otros la asignatura solamente, de otros consigo acordarme hasta del apellido.. pero no fue hasta la universidad que conocí a otro gran maestro: Raimón Bonal, que me acercó a la sociología y me la hizo sentir tan mía... mi blog de ahora es continuación del "blog" que por escrito comencé en su clase y me sirvió de trabajo de fin de asignatura.. cuando me llamó a casa para comunicarme la nota (sólo llamaba si suspendíamos o si sacábamos matrícula de honor) no me lo podía creer y cuando leí su valoración casi me puse a llorar en el despacho, porque por encima de lo que significaba esa nota, lo que me daba era seguridad en mi misma y en lo que quería ser.

En danza también me he encontrado de todo, profesoras que enseñan por necesidad y por dinero, sin más, que no te enseñan más de la cuenta para que lo que dura un año se alargue tres... y maestras generosas como Najat que te enseñan todo lo que saben y más y que de nuevo demuestran que la edad no tiene nada que ver con el buen hacer.

Mi, de momento, última maestra es Ghaziya... hace tres años me descubrió la danza tribal ATS y me introdujo otro mundo, uno lleno de generosidad y compañerismo, en el que no me tengo que preocupar por mi cuerpo ni por nada más que no sea disfrutar. Ghaziya no sólo nos va desgranando los diferentes pasos de esta danza, sino que nos da, como si nada, todos los pasos nuevos que descubren y practican en su "tribu" y que las hacen diferentes de otras tribus...

Lo bueno compensa lo malo... la enseñanza hoy en día no es una maravilla y no cambiaría mi educación por nada del mundo... aún así, sé que entre tanto profesor hay maestros maravillosos (un ejemplo de ello es Gemma) y espero seguir conociendo a muchos más... estoy convencida.