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27.11.11

Oficio

Como se acerca Navidad y mi niña interior está deseando salir, hace ya unos días que ando a la caza y captura de los regalos buenos, bonitos y baratos que Papá Nöel se encargará de entregar en mi nombre..

Entre el "quiero y no puedo" hoy he acabado en dos megalibrerías, cosa que demuestra que cuando buscas para los demás acabas mirando dónde más te gusta a ti. Eso sí, la inspiración me ha llegado entre una y otra, así que la compra en la segunda ha sido puramente circunstancial, por aquello de "lo compro ya y me quito una cosa de encima".

Estando en el mostrador pagando, ha tenido lugar una conversación que ha hecho que me de cuenta de que la falta de profesionalidad ya no se circunscribe sólo a las cajeras de determinados supermercados: en la caja, mientras un empleado envolvía unos libros le comentaba al que me cobraba a mi que tenían que empezar a poner a alguien específico para envolver los regalos ya. La chica a la que estaba atendiendo contestó diciendo que sí, que ya por fecha empezaba a ser necesario y el chico respondió que "además, nosotros somos libreros, ni siquiera tendríamos que estar aquí cobrando"

Me he quedado un tanto alucinada.. primero porque yo no tengo necesidad de saber eso, y después porque eso de que son "libreros" debe ser una categoría en su contrato, porque de libreros de verdad tienen bien poco. Un librero de oficio quiere los libros, desde que los recibe hasta que se van de su tienda; un librero de verdad los trata con cariño y los envuelve con mimo, porque sabe que alguien abrirá el regalo con expectación; un librero de oficio mira mejor al cliente, porque el buen trato al cliente repercutirá en una futura venta...

De hecho, a punto he estado de soltarle que estaba envolviendo como el culo y que no me extrañaba que necesitara las tijeras, porque no estaba a lo que tenía que estar..

Pero para qué..

.. así van las cosas..

... qué cosa más triste!