.

30.8.08

Vida, con su más y sus menos..

Khalid vive en el Valle del Draa y tiene 23 años, al menos oficialmente porque en realidad Khalid tiene 25 años y nació en El Aaiun, debido a lo cual su edad en los papeles marroquies no se corresponde con la realidad.

Cuando hablas con él mascas el pesimismo que destilan casi cada una de sus palabras, inevitablemente: a pesar de ser filólogo inglés no puede trabajar de lo suyo ya que conseguir un trabajo como maestro le cuesta dinero, un dinero que no puede permitirse pagar puesto que lo necesita su familia para vivir; así mismo, cuenta como bagaje el haber intentado cruzar a España como uno de tantos inmigrantes de cuyos nombres no nos llegamos a enterar jamás. Le "atraparon" antes de que pudiera salir y lo toma como una señal más de que su vida es un cúmulo de desgracias.

Habla con nosotras de todo: de la situación de Marruecos, de España, de los estudios, de mujeres... está encantado con nosotras porque no somos como las marroquies: con nosotras puede hablar de todo y no somos unas interesadas que vamos sólo a por el dinero. Sí, su concepto de la mujer marroqui tiene un toque más que pesimista; según él ellas sólo hablan con un hombre por interés, una vez que saben que tiene dinero para poder manternerlas. No quiero empañar nuestra recien estrenada amistad diciéndole que en parte comprendo a sus paisanas, porque si ya es difícil sobrevivir en Marruecos siendo pobre más lo es siendo mujer pobre, así que me callo y le escucho.

Conseguimos infundirle un poco de optimismo en ese cuerpo escuchimizado y aunque sonríe fingiendo que lo hemos conseguido, nos dice que le acabaremos olvidando y que cuando salgamos de Marruecos ya no volverá a saber de nosotras.

Seguimos teniéndole muy presente, hemos seguimo mandándole mensajes y llamándole durante todo el viaje y aún ahora. No es para nada un esfuerzo y quizás, de esa manera, la próxima vez que le veamos sí que tenga un poquito más de optimismo en su vida, aunque sólo sea porque esta vez sus amigas no le defraudarán. De momento sigue sin trabajo, a la espera de que caiga algo..


Al lado de esto, cualquier otra cosa se me queda pequeña actualmente... incluso que la ortiga venenosa haya aprovechado el verano para ir a todos los centros donde trabajo para contarles su triste historia y pedir que me despidan. Qué pena de vida la suya, que la desperdicia con tanta maldad y mala baba.

No voy a mentir y decir que no me ha molestado que haya ido esparciendo su porquería en mi terreno, es lo que tienen las ortigas: pican... pero a mi se me acabará pasando el escozor y en cambio ella será siempre una mala hierba.

Hay demasiadas cosas importantes en la vida para desperdiarla en cosas así.

5 comentaris:

Amina ha dit...

La veritat és que la història d'aquest noi i la de molts altres en la mateixa situació o pitjor et fa replantejar moltes coses, deixar les males coses i valorar més el que tenim. "cuando el rastro volvió, halló la respuesta"

Sònia... no tan fiera... ha dit...

I mira que tenim històries per explicar encara...

Qalamana ha dit...

tú lo has dicho, hay demasiadas cosas bellas y productivas en la vida como para preocuparse de gente que vive sólo del daño que crea a los demás... tú estás por encima de eso, y cualquiera que pueda conocerte un poquito lo sabe, asi que, como dice Celia Cruz, "que le den candela"!!

Me está encantando tu crónica del viaje, la voy leyendo poquito a poco y saboreándola... qué maravilla!!!

ah!! y otra cosa.. ¡¡ole tú!! jijijiji guapaaaa!!!!!

;D

Sònia... no tan fiera... ha dit...

GRacias Qalamana, guapa mia!! Anda que no digo yo veces lo de "que le den candela" jajaja debe ser mi vena cubana oculta!!! Tanto escuchar a Compay Segundo tenía que tener sentido!!!

Quedan tantas cosas por contar y tantas que no podemos contar... jajaja

Un besazo enooooooorme!!!!!

Sonia ha dit...

Para las ortigas lo merjor la menta que ademas de aliviar el picor te endulza la vida, que cosa mas triste de mujer por favor me recuerda a mi ex jefe, en fin que se le va a hacer tu como siempre a seguir disfrutando tu vida