Agadir

A pesar de haber escarmentado con el tema couch, en Agadir volvíamos a probar suerte yendo a casa de alguien a quien no habíamos visto aún en persona... la diferencia es que con Adam teníamos mucha más confianza gracias a las conversaciones que Gemma había mantenido con él. Afortunadamente en persona no nos defraudó ni un milímetro.. bueno, sólo en una cosa: mira que decir que vivía en un cuarto sin ascensor cuando en realidad vivía en un quinto!!! :) Es que resulta que tienen piso cero.. vaya tela!!!

Nos medio aposentamos y llamamos a nuestro profe... y es que nuestro profesor de árabe es de Agadir, una de las razones para visitar una ciudad que fue destruida totalmente en los años 60 debido a un terremoto y que debido a eso no tiene ningún encanto, cosa de la que él nos avisó en numerosas ocasiones!

En cualquier caso fue super emocionante encontrarnos con él! Una cara tan conocida!! Y superrelajado... jajaja más de un mes sin aguantarnos hace milagros! Tomamos un té y nos despedimos de él hasta el día siguiente... tocaba ir al mercado para comprar las cosas para hacer la cena, otra vez a cocinar! :) Aunque a los macarrones se añadió pà amb tomàquet para que Adam no se muriera de hambre esperando la cena..

Al día siguiente volvimos a quedar con nuestro profe para acercarnos hasta la playa y el puerto, donde los tres se metieron en el cuerpo una supermariscada mientras que la que os escribe se concentraba en su coca-cola con un dolor de estómago considerable.. El puerto de Agadir y su playa recuerdan tanto a nuestra costa.. podría ser tranquilamente un cruce entre Marbella y Sitges..

Najat, la esposa de nuestro profe, nos invitó a merendar en su casa... cómo lo disfrutamos!!! Y por cosas tan tontas como tener servilletas de papel o simplemente por entendernos tan bien! Además, en la merienda surgió nuestro futuro intercambio lingüístico con Najat: ella nos ayudará con el árabe y el bereber y nosotras con el castellano y catalán.

Nos despedimos, pasamos por casa y volvimos a bailar mientras Adam hácía ritmos con la mesa.. no haré más comentarios... es que todo el mundo en Marruecos tiene el ritmo en el cuerpo y las manos???? De ahí surgió nuestra futura colaboración: Adam aprenderá a tocar la darbuka y se unirá a nuestro grupo... :) si es que lo tenemos todo previsto!

La noche debía seguir en un precioso chill-out que Gemma y yo pensamos patentar... pero por desgracia antes de llegar tuvimos el susto del viaje: al cruzar una de las calles más concurridas una bicicleta que iba a toda hostia arrolló a Gemma... el caso es que Gemma iba entre Adam y yo, pero cosas del destino ella se fue hacia atrás para esquivar a otra bici mientras nosotros lo hicimos hacia delante... pudo ser peor, pudo ser un coche... pudo chocar el chico con un coche... Lo peor fue que el chico, después de la hostia, al ver que había arrollado a una europea se dió a la fuga... afortunadamente volvió y pudimos comprobar que estaba bien.

Así, el chill out nos sirvió para relajarnos un poco: beber una caipirinha que debía haber sido una piña colada, fumar shisha y escuchar música de laud... de vuelta a casa fruta para cenar y otra vez a hacer las maletas...

Allí fue donde nos dimos cuenta que se nos habían pasado los días como si nada...

Allí fue donde decidimos dejar Essaouira para el próximo viaje...

En el autobús hacia Marrakech sonó el Habbeytak bessayf que tantas veces habíamos cantado... esta vez no fue la excepción y todo el bus nos escuchó...

En el autobús escuché algo sobre España.. pero era en francés y no estaba para hacer un sobreesfuerzo... qué cosas...