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29.7.07

Barrio de vivos y muertos

Fotos: Sònia, agosto 2006


Ibrahim permanece la mayor parte del tiempo sentado frente al mausoleo de Hafiz Ramadán o tomándose un té en el cafetín de la esquina. Su trabajo no es nada agradable, pero no se queja. Se ha dedicado toda la vida a enterrar cadáveres y a vigilar y cuidar 35 panteones de la Ciudad de los Muertos, la enorme necrópolis de El Cairo. No es un cementerio cualquiera. En realidad, es un barrio abierto más de la capital egipcia, de ocho kilómetros, surcado por estrechas calles sin asfaltar flanqueadas por construcciones de una planta.

Lo más peculiar de la Ciudad de los Muertos es, sin duda, que aquí las almas de los difuntos comparten morada con los vivos. Ibrahim, por ejemplo, convive desde hace años con un personaje ilustre. "Hafiz Ramadán fue uno de los ministros del sultán Mohamed Alí, que gobernó Egipto a mediados del siglo XIX", dice con voz ilustrada. "Sus restos descansan aquí, junto a los de sus cuatro mujeres", añade el guardián de tumbas.

"Pase y eche un vistazo". Primero, la parte de la casa dedicada a los vivos. Dos diminutas habitaciones, con un hueco para un baño y otro para una cocina. Al fondo, el espacio reservado a los muertos. Un patio a cielo descubierto con cuatro pilares de mármol en los que hay grabados versículos del Corán y los nombres de los fallecidos. "Son las tumbas más importantes que tengo a mi cargo", señala.

No hay un censo de las personas que viven en la Ciudad de los Muertos, pero algunas estimaciones hablan de unas 500.000. Son gente humilde, la mayoría inmigrantes de otras partes de Egipto que llegaron a la capital en busca de un futuro mejor. Tal es el caso de Fátima, de 48 años, casada y madre de tres hijos. Custodia el panteón de una familia bien. "Aquí se vive muy tranquilo, no como en otras partes de El Cairo donde la gente se apiña en pequeños pisos, casi sin intimidad".

Ahora en verano, cuando el calor aprieta, Fátima y los suyos duermen al raso, junto a las siete tumbas que hay en el patio trasero de la casa. Recuerda que hace unos años, su hijo pequeño jugaba al fútbol entre las sepulturas. Una de ellas estaba abierta, a la espera de que trajeran un cadáver. "La pelota se metió en el agujero y mi hijo, que entonces tenía solo dos años, entró a buscarla. Salió de ahí con una calavera en la mano", dice entre risas.Fátima calla cuando se le pregunta por los ladrones de tumbas. El año pasado, la policía detuvo a un vecino que admitió haber robado hasta 10 cadáveres. Según dijo, los vendió después a estudiantes de Medicina por una cifra equivalente a 270 euros. La Universidad de El Cairo negó las acusaciones.

Como en cualquier otro barrio de la capital, en la Ciudad de los Muertos hay comercios de comestibles, cafeterías y puestos de venta ambulante. El viernes, el día festivo semanal para los musulmanes, es el de más trabajo. Es cuando muchos cairotas visitan a sus difuntos. Se plantan frente a la sepultura, cargados de flores, para rezar y leer el Corán. A la plegaria se suelen sumar también chavales del barrio que esperan a cambio recibir una propina o un poco de comida.

Algunos fieles aprovechan también para visitar las mezquitas y santuarios, coronados por cúpulas, donde descansan importantes personajes de la historia del islam. En el barrio hay más de 66 monumentos islámicos de los fatimís, ayubís y mamelucos. Aquí se levantan, por ejemplo, la mezquita santuario de Sayyida Nafisa, bisnieta de Mahoma, y la del jurista del siglo XII Ibn Idris al Chafi. Aunque el islam suní solo permite venerar a Alá, la tradición ha convertido a estas figuras en santos a los que se reza y se rinde tributo.

Said lo sabe muy bien. Es el imán de la pequeña mezquita de Sidi Uqba --uno de los 60 acompañantes de Mahoma--, que está medio escondida en las callejuelas del barrio. Reconoce que a veces vienen mujeres con problemas de esterilidad a pedir al santo que les ayude a tener hijos. Dan vueltas al sepulcro que yace en una de las estancias del templo, mientras tiran pequeñas piedras por encima del hombro. El religioso intenta persuadirlas, sin éxito, de que no lo hagan. "Les digo que no deben ser supersticiosas y que lo que tienen que hacer es leer el Corán y venerar a Alá", explica junto a su hijo, Husein, un niño de cinco años vestido con una galabeya blanca. En cualquier caso, cada una de las mujeres deja una pequeña propina al imán, lo que sin duda le reconforta.


Nosotras tuvimos la suerte el año pasado de visitar este barrio con nuestro profesor de árabe... de hecho si hubiéramos estado solas seguramente ni nos habríamos acercado. Es una visita rara: no hay ruido como en el resto de El Cairo, ni aglomeraciones por ningún lado. Los niños juegan al futbol como en cualquier otra zona de la ciudad y también juegan a tirarse piedras (pedazo brutos, me tiraron una que aún me duele)... Algunas mezquitas están abandonadas pero intuyes lo preciosas que eran a pesar de la arena acumulada en todo su ser, y la vista desde lo alto de los minaretes (tras una buena propina) es impresionante y no apta para gente con vértigo.

Todo está tranquilo, por eso mismo no están acostumbrados a los turistas, ni falta que les hace. Nosotras le preguntamos a Mostafa si le parecía mal que visitáramos el sitio, ya que su familia está enterrada allí, pero nos contestó que no, así que supongo que nuestra conciencia quedó tranquila.

No es un sitio que recomiende... pero como enamorada de Egipto y de El Cairo que soy no puedo evitar sentir el encanto que a pesar de todo tiene... supongo que al fin y al cabo es parte de la magia de Egipto.

4 comentaris:

Amina ha dit...

Quants records. Va ser una visita xunga, però el temps fa que la recordis d'una altra manera.
A veure si un altre cop anem amb el nebot (a un altre lloc no turístic)!!!!

Javier Guzmán Romero ha dit...

Qué interesante, pero qué silenciosamente peligroso debe ser El Cairo...

<< "La pelota se metió en el agujero y mi hijo, que entonces tenía solo dos años, entró a buscarla. Salió de ahí con una calavera en la mano", dice entre risas >>

me quedo con ese fragmento jaja

qué diferente son de nosotros...

un saludo!

Omayra ha dit...

Hola!
Tan sólo quería hacerte una pregunta...

¿Hay una mezquita de Sidi Uqba en El Cairo? Es que me interesa especialmente este personaje y tan sólo conozco la de Qayrawan.

Si sabes algo sobre ella, te agradecería si me lo puedes mandar... omayra.herrero@gmail.com

Gracias!

Anaïs Madera Roldán ha dit...

Yo soy pequeña todavía(10 años)y no he podido ir a la ciudad de los Muertos.
Pero al leerte como lo has contado es como si lo estuviera disfrutando yo misma.
Gracias por contarlo, y hacerlo de esa manera.
http://www.megustanlosmisterios.blogspot.com