Bien, ya está hecho!!!
Artículo 31. Toda persona tiene derecho a decidir sobre su propio cuerpo y a
disponer de él y ésta decisión ha de prevalecer por encima de las creencias
religiosas imperantes, las prácticas culturales y las opiniones políticas o de
cualquier otra índole.
No es que me haya quedado tranquila o conforme. No me gusta el redactado y le he encontrado muchísimos peros... Eso sí, una cosa me ha quedado clarísima: quienes redactaron la Declaración Universal de los Derechos Humanos lo debieron pasar mal, muy mal.
Veamos, toda persona tendría que poder decidir en libertad lo que hace o deja de hacer
con su cuerpo, desde un tatuaje, un aborto, un cambio de sexo, la eutanasia… O dicho de otra manera, nadie tendría que tener el derecho de decidir por nosotros sobre lo que hacemos con nuestro cuerpo: ni el gobierno, ni la religión, ni la cultura.
Pero, y aquí es donde comienzan todas mis dudas:
- ¿Qué sucede con los menores de edad? Está claro que hay decisiones sobre su cuerpo que se pueden quedar en el ámbito familiar (un tatuaje, un piercing…) y solucionar allí, pero hay otras decisiones que van más allá y que son a las que me refiero pero que no sé cómo acotar. Simplemente como ejemplo: ¿Qué sucede con la ablación de las niñas? Cuando las realizan las niñas son muy pequeñas para discernir si realmente es algo bueno o malo, si lo quieren o no; si se deja la decisión en manos de sus padres ya sabemos por experiencia qué pasará…
- ¿Qué sucede con las personas cuyas facultades mentales están alteradas? Es evidente que toda persona puede decidir suicidarse o dejarse morir y es una decisión personal en un contexto concreto. Pero aquí recordé el caso de las anoréxicas, ¿hasta qué punto podemos dejar que hagan con su cuerpo lo que quieran teniendo en cuenta que tienen una enfermedad que afecta a la mente?
- ¿Qué sucede con las personas físicamente impedidas pero mentalmente sanas? Prefiero concretar porque a lo que quiero referirme es a las personas que solicitan la eutanasia, personas que psicológicamente están bien y son capaces de racionalizar su situación pero físicamente no podrían llevar a cabo su propia muerte, por ejemplo. Se penaliza a quienes les ayudan a morir cuando la decisión es de ellos y es evidente que no pueden hacerlo por sus propios medios.
Y claro, ¿quién decidiría por quienes no pueden decidir? Sé que están los tribunales, pero los tribunales se basan en las leyes del país, su religión y su cultura. Están totalmente influenciados por ellos por más que intenten ser objetivos. ¿Podrían decidir las organizaciones no gubernamentales? Podrían, pero de esta manera también podrían entrar en el juego las diferentes religiones como “asociaciones” que son… ¿deberían ser varias? ¿Debería haber representantes de todas las organizaciones relacionadas con el caso? ¿No se consideraría una injerencia que organizaciones externas a un país participaran en la toma de decisiones?
¿Debería decidir la familia? Al fin y al cabo es la que más conoce a la persona… pero en este punto hasta entre los familiares pueden haber discrepancias (recordemos el caso de Terri Schiavo, en la que su marido quería que la desconectaran de las máquinas que la mantenían con vida pero sus padres no).
¿Cómo se podría acotar? Y, sobretodo, ¿cómo se podría decidir sin que pasaran años y años?
Mi tutor ya me lo ha corregido, me ha comentado que le parece interesante mi propuesta y sobretodo mis dudas existenciales. Dice, y la verdad es que me ha gustado muchísimo, que el objetivo del curso es la reflexión y que la reflexión a veces no soluciona problemas sino que plantea nuevas preocupaciones.
Me está gustando mucho este curso... y mañana empezaremos el debate sobre la violencia contra las mujeres...