Lo que no me pase a mi...

... no le pasa a nadie.

Sé que a veces pensaréis que me invento las cosas, pero creedme cuando os digo que para mi es más fácil narrar lo conocido que inventarme algo... también es verdad que tengo tendencia a que me pasen cosas raras, qué le vamos a hacr, de todo se aprende.

Lo sé, me enrrollo más que una persiana...

El caso es que esta tarde, justo cuando acababa de llegar de la primera clase del día y mientras colgaba el abrigo, empezó a sonar la melodía de "El Padino". Descartado rápidamente que fuera mi móvil, casi me tiré en plancha para coger el de mi padre ya que a esa hora él suele llevar poco más de un cuarto de hora de su merecida siesta. En pantalla aparece "nº desconocido", así que pongo mi mejor voz neutra y contesto...

Nadie me contesta inmediatamente, por lo que insisto (puede ser cualquier compañero de su trabajo desconcertado por que responda una mujer) y escucho un dubitativo y flojo "¿Graciela?". Respondo que se ha equivocado y me dice que espere un momento si no me importa, le contesto que no se preocupe, que espero, pensando que quiere comprobar el número de teléfono. Me pregunta que de dónde soy y aunque me parece raro le repondo medio mosqueada "de Barcelona".

Empiezo a escuchar algo parecido a jadeos pero aún así intento no pensar mal porque no soy la más adecuada (tengo un cierta tendencia a llamar a Raúl mientras subo cuestas empinadas), quizás está caminando por la calle... Me dice que tengo voz de ser jovencita y no sé qué me ofende más: si que a mis 34 años sigan diciendo que tengo voz de jovencita (sí, mi voz es pija que te cagas) o que a un pervertido le ponga que sea jovencita... No le contesto nada en concreto y me pregunta mi nombre, a lo que le suelto: "¿Pero no está comprobando el número?". Entre medios jadeos me responde: "es para mientras tanto...", "para mientras tanto qué????????? le respondo... y me cuelga.

Sí, sí... hasta ese momento no me di cuenta realmente de que se estaba haciendo una paja a mi salud... Tenéis que entenderme: después de una clase llego bastante cansada y entre eso y que normalmente no acostumbro a pensar mal de la gente...

Me llevé el móvil conmigo por si acaso alguien más le daba por llamar a mi padre y así evitar los sprints que me pego a la caza del teléfono gritón.. y a los cinco minutos vuelven a llamar.

"Nº desconocido"

Descuelgo. "¿Diga?" Silencio. "Eres la misma de antes?" . Le contesto que sí con lo que creo que es mi mejor voz de ofendida y me suelta: "hay que ver que voz más bonita tienes". Le cuelgo.

Vuelve a llamar. Ni puto caso.

Intuyo que este señor de acento andaluz estaba viendo un programa en la tele de esos que publican anuncios en la parte inferior y en medio del calentón apuntaría mal el teléfono, si no, no se entiende. Que le cogiera yo el teléfono en lugar de mi padre le vino como anillo al dedo, cagoentó. Pero es que eran las cinco de la tarde!!!

Que conste que no es la primera vez que me pasa algo así. Cuando hace nueve años trabajaba en Movistar recuerdo que más de uno me había respondido las encuestas por mi voz e incluso al acabarlas me pedían el teléfono. Un par de años más tarde me habían llamado por teléfono para hablar de algún trabajo de teleoperadora y al escucharme me soltó de sopetón que era para un teléfono erótico... En Phone House me pasó lo mismo con algún cliente...

Desde luego, es evidente que la voz que me escuchan no es la que me escucho yo, porque si no es incomprensible... aunque más incomprensible es que la gente vaya en este plan... vaya tela!!! Pero también es interesante ver que nuestros sentidos están receptivos a mil estímulos diferentes... aunque con un criterio un tanto hormonal...
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